domingo, 19 de septiembre de 2010

LO QUE NATURA NO DA, SALAMANCA NO LO PRESTA. El caso de Francisco Santos.

Bogotá ha amanecido llena de vallas que muestran la cara de Francisco Santos como Director de noticias de RCN radio, con una frase estúpida que dice algo así como “Lo sé y lo digo en las noticias de la mañana”. Es evidente que RCN intenta, con una ofensiva publicitaria, reparar el inmenso error cometido al reemplazar a Juan Gossain con semejante personaje. ¿Quién le habrá apostado a que podía ser una buena decisión? ¿Acaso la cadena radial pretendía con ello capturar la enorme franja de uribismo que quedaba al término de sus ocho años de vicepresidencia?

Está claro en todo caso que su nombramiento se dio al mejor estilo de nuestro mundo neogranadino, en donde importaban más los apellidos o las propiedades de un criollo, que sus capacidades para ser nombrado en un cargo. Incluso mediante una figura llamada beneficio de empleos, el quebrado Estado Colonial vendía de manera vitalicia cargos importantes a individuos con inversamente proporcionales capacidades intelectuales y económicas. Es decir, a criollos como Francisco Santos.

Tengo que confesar dos cosas. La primera es que cuando conocí la noticia de su nombramiento pensé que Antonio José Caballero, el hombre que merecía el nombramiento, renunciaría en un admirable acto de dignidad. Pero no fue así, quizás porque la necesidad tiene cara de perro, o tal vez por que su silencio fue comprado a buen precio, pero jamás -de ello estoy seguro- por satisfacción con el hecho de ver ocupada la silla que era suya por un recién aparecido en el mundo de la radio con buen apellido, poder en los medios y gran saldo en la cuenta.

La segunda, que la única vez que lo he escuchado ha sido en un taxi, y sentí pena ajena, dolor de patria, una vergüenza infinita de escuchar tanta mediocridad junta en un cargo que tendría que desempeñar un periodista curtido en el oficio, formado en la radio, alguien justamente como Antonio José Caballero. En cualquier emisora universitaria, en la que los locutores y periodistas son apenas estudiantes, se podría encontrar quién lo hiciera mejor. Así que la próxima vez que lo escuche tendrá que ser así, por accidente, jamás por iniciativa propia y pronto, antes de que lo remuevan. Porque creo que mucha gente ha de estar pensando así, pues la ofensiva publicitaria de RCN huele a crisis numérica. Me imagino a los encargados de los números sufriendo por subir el rating, y de paso las utilidades.

Recuerdo que Francisco Santos dijo, cuando anunció su nombramiento, que su paso por la cadena radial sería por largo tiempo, pero me atrevo a vaticinar que no. La lógica Ardila Lulle, que es la lógica del capitalismo, terminará tomando decisiones al respecto. Así que aguante Antonio José, que al que le van a dar le guardan y le calientan.

lunes, 30 de agosto de 2010

CHINA, ¿UN EJEMPLO A SEGUIR?

En días pasados, concretamente el 24 de agosto, vi con la misma sorpresa que muchos la noticia en prensa sobre el enorme trancón de china a las entradas de Beijing, que ya completaba 10 días. ( (http://www.eltiempo.com/mundo/otrasregiones/ARTICULO-WEB-PLANTILLA_NOTA_INTERIOR-7876262.html) La noticia incluía una referencia a la película del director Luigi Comencini protagonizada por Fernando Rey y rodada hace 20 años, llamada 'L'ingorgo' (El atasco). Sin embargo no mencionaba para nada el fabuloso cuento de Cortázar “La autopista del Sur”, escrito bastantes años atrás, en 1964, y casi de seguro, tema de inspiración de la película de Comencini. Una vez más la realidad supera la ficción, fue el primer pensamiento que se me vino a la cabeza al empezar a leer la noticia. Pero al terminarla, mi cabeza giraba alrededor de mucho más que una frase de cajón.
La misma noticia arroja dos datos que no pueden ser leídos descuidadamente: “China es ya el primer mercado automovilístico del mundo, donde se venden unos 900.000 utilitarios y más de 325.000 camiones al mes”. Lo anterior no pasaría de dos frías cifras si no es porque China es también la primera economía del mundo, y por tanto, el modelo de desarrollo que todos en occidente quieren imitar. No es por otra razón que los cursos de mandarín se ofrecen hoy en cada esquina como “pasaporte al éxito”, y buena parte de lo que vestimos, calzamos, usamos en la cocina o en cualquier otra parte de la casa, viene de allá.
Y si eso le pasa a China, que no deja de ser una nación con apariencia de continente por el tamaño de su población de mil trescientos millones y sus casi diez millones de kilómetros cuadrados de superficie, ¿Que será de nuestras naciones tercermundistas y su deseo de calcar el secreto del gigante asiático?
Sin duda que la cantidad de automóviles “per cápita” puede ser un indicador de desarrollo de un país. Pero en uno como el nuestro, donde basta tener un salario medio decente y trescientos mil pesos en el bolsillo para acceder a un carro cero kilómetros, la correspondencia entre el número de vehículos y el desarrollo del país empieza a ser bastante discutible. Sobre todo cuando la infraestructura vial no crece a un ritmo siquiera cercano al que logran los vendedores de automóviles. Por ejemplo, en los primeros siete meses del año en curso, según Econometría S.A, salieron a rodar por el país 128.117 carros nuevos, lo que significa un incremento del 25,3 % frente al mismo período del 2009. A ese ritmo, muy pronto llegaremos a escenarios parecidos al que vivió China hace unos días. En Bogotá, por ejemplo, basta intentar salir un sábado para entender que es imposible regresar a medidas restrictivas de menor severidad que el actual pico y placa de 14 horas diarias y dos días a la semana. Y es en estas circunstancias donde la relación automóvil- calidad de vida también empieza a perder sentido.
En resumen, la noticia de china bien puede tomarse como un campanazo de la posibilidad de que nuestro ansiado y tan defendido modelo de desarrollo se aplaste a sí mismo con su propio peso, como una ballena en tierra firme. Un campanazo que cuando estuvo en pluma de Cortázar hace ya casi cincuenta años no pasó de una buena pieza literaria. Así que él lo dijo primero. Nosotros simplemente le estamos dando la razón.

martes, 13 de julio de 2010

TODOS CONTRA INGRID

Con un nivel de participación política envidiable por casi cualquier colectividad (exceptuando al partido de La U), casi toda Colombia ha salido a rasgarse las vestiduras a partir de la solicitud de conciliación con el Estado interpuesta por Ingrid Betancur ante la Procuraduría Nacional.
Pero la mayoría olvida que ella lo hace en el marco de la ley que el mismo Estado creó, y que nos guste o no, ella es víctima como muchos otros miles de colombianos. Lo que nos corresponde como nación, realmente, es avalar la utilización de los mecanismos legales existentes como vía para la reparación a que las víctimas tienen derecho.
Que ella es rica y tiene mucho dinero y no le hace falta, sí. Que ella fue advertida de los riesgos que existían el día de su secuestro y aún así decidió continuar por su cuenta y riesgo, sí. Que la cifra que está pidiendo es astronómica y ella pretenda afirmar que es simbólica, sí. Que el Estado gastó mucho dinero en su rescate, sí. Todo eso es cierto y con todo ello estoy de acuerdo, pero nada de eso hace que su reclamo esté por fuera de la ley. Al fin y al cabo, de pedir nadie se ha herniado, ni muerto, como dice el refrán. Pero es en el marco de la ley y el debido proceso en donde se debe determinar no solo la pertinencia o no de todas esas circunstancias, sino también si el monto es justo o no lo es. No antes, no en el marco del exceso de opinión pública, modelada por los medios, a los que a veces se les va la mano y se endilgan el ejercicio de la justicia, como ahora lo hace el Consejo Superior de la Judicatura.
Y es precisamente por este innecesario escándalo que el país ha desperdiciado una oportunidad para seguir avanzando en el camino de la reparación a las víctimas del conflicto, que tan tortuoso ha sido. En el fragor de la noticia nos ha sido fácil hacer clic para adherirnos a grupos que rechazan su postura y hacer comentarios en las ediciones electrónicas de los diarios. Dizque nos duele que la decisión de Íngrid toque nuestro bolsillo en un reclamo tan multimillonario. Pero ¿quién ha hecho un grupo en Facebook contra el despilfarro del anticipo dado a los Nule por las obras de la calle 26 en Bogotá, y que asciende a más o menos 50 mil millones de pesos? Nadie. Esa platica no se invirtió y tampoco va a ser devuelta, y la pagamos solo quienes residimos en Bogotá y no todos los colombianos; estamos hablando de cuatro veces la demanda de Íngrid.
Y que quede claro que es solo el anticipo de «un» contrato de los miles que se firman con el Estado y que engordan las cuentas de los corruptos a costa del desangre del erario. ¿A alguien le duelen, se moviliza tanta opinión pública en rechazo a quienes de verdad son los enemigos de las finanzas públicas?
Así que debimos haber dejado el escándalo y haberle permitido el derecho a Íngrid de que reclamara, pero es demasiado tarde porque ya se retractó. Que pida, repito, que de pedir nadie se ha herniado -que se sepa-. Y como en pelea de burros el que chupa es el arriero, son otra vez las víctimas las grandes perdedoras de un debate que pudo haber sido y no fue.

sábado, 1 de mayo de 2010

Hágale un regalo al país en el año del Bicentenario: Vote por Mockus.

Una de las cosas más positivas del inesperado crecimiento en las encuestas del candidato del partido verde Antanas Mockus es el haber puesto el tema político en todas las mesas del país. Es clara la percepción que se tiene a diario (y las encuestas lo confirman) de que la indiferencia frente al tema electoral se ha reducido en esta oportunidad, sobre todo en los más jóvenes, así como también lo es que este efecto se le debe a Mockus. En consecuencia, es fácil apostarle a que este 30 de Mayo próximo serán muchos más los que harán fila en las mesas de votación a las que estamos acostumbrados a encontrar vacías.
Así será, porque el primer gran cambio cultural que está liderando esta vez el profesor es el de convertir la democracia en una cultura más que en un derecho/deber ciudadano que se revuelve cada vez que hay intereses electoreros. Y es que Mockus es tan atípico que ni siquiera está pidiendo que voten por él, sino que está convirtiendo el voto en un acto íntimo de cada quien con su conciencia de país, haciendo del ejercicio democrático, quizás por primera vez en nuestra historia política, un acto inspirado en lo público y no en lo privado. Como debe ser. Por esta sola razón ya vale la pena votar por Mockus, y es válida incluso para quienes todavía hoy no le perdonan algunos de sus superpedagógicos actos simbólicos.
Otra razón es que Mockus es un tipo extraordinario. Por ejemplo, aprendió a leer a los dos años, y desde que se graduó de bachiller en el Liceo Francés, hace ya más de cuarenta años, nadie ha podido obtener su mismo promedio académico. La excelencia de Antanas -y de su hermana Ismena- en el colegio es proverbial, legendaria. Y en la administración pública la historia no es muy diferente: con dos alcaldías de la ciudad más grande y compleja del país, tiene un pasado intachable, del cual algunos pretenden hacer prontuario con episodios de lúdica y candidez extrema. Y si tenemos en cuenta que en política tener un pasado intachable es entre difícil e imposible, tenemos otra razón para pensar que es un tipo extraordinario. Pero yo quería más, y me atreví a indagar en el sincronario Maya acerca de su “signo”, solo para terminar más lleno de razones. He aquí lo que “en Maya” es Antanas Mockus:

Guerrero rítmico amarillo. Poder de la inteligencia. Si algo tienen claro los Jaguares son sus propias ideas. Saben en todo momento y desde muy temprana edad lo que quieren y cómo conseguirlo. Su principal virtud es la pasión que ponen en todo. Lo que también puede llegar a convertirse en un defecto y hacerles perder oportunidades. Otro de los problemas con los que pueden enfrentarse a lo largo de su vida es un afán de libertad, pero poseen un sentido innato de la justicia que les hacen apoyar siempre al débil.

Del más acá y del más allá, extraídas de los archivos y de los oráculos, todas son razones para que la «marea verde» siga creciendo en este año del Bicentenario de Colombia, como si fuera un regalo de aniversario, como si estuviéramos cerrando un ciclo de dos siglos que queremos dejar atrás, siglos de dominación de una clase política retrógrada, casi medieval, que se despide con ejemplos de los personajes más anquilosados de nuestro gamonalismo electoral. Cualquier parecido con Valencia Cossio es pura coincidencia.

lunes, 18 de enero de 2010

AVATAR 3D: Mucho más que taquilla.

Si la fantasía tiene un grado de lujuria, de embriaguez, de alucinación, ese grado se llama avatar en 3D. Verla es como entrar en un mundo lleno de bestias prehistóricas y de simbología primitiva, pero con la luz y el color de los nudibranquios y cierto aire a videojuego. En ella todo es superlativo y pone a prueba la imaginación del espectador. Y todo es todo: la fotografía, la representación de cada uno de los monstruos y los árboles, la maldad, la avaricia, la parafernalia de la guerra, todo. Hay cosas predecibles, claro, como en todo lo que sale de Hollywood, pero resultan minucias frente al derroche de efectos y de todo lo que visualmente deslumbra. Después de verla, se entiende su éxito en taquilla.

Y en el fondo la trama no es que sea tan original. Salvo los ajustes que da el tránsito de cinco siglos de tecnología, la historia es parecida a la conquista de los territorios de ultramar en el siglo XVI. Un mineral que enciende locamente la avaricia de los conquistadores, que tienen, por un lado, la superioridad militar de la pólvora y armas de largo alcance frente a las flechas de los nativos. Un desprecio absoluto por la cultura y magia de los dueños ancestrales del territorio; por otro, una ciega obstinación con aquello de que el fin justifica los medios. ¿Quién dice que los despectivos comentarios del jefe militar Miles Quaritch no los hizo antes Francisco Pizarro o Hernán Cortés? Y más aún, ¿es diferente la tragedia de los Na’vi a la de muchos de nuestros pueblos amazónicos, asentados donde las trasnacionales han puesto sus ojos? En fin, la lógica del capitalismo y de la vida militar parece haber cambiado solamente en la forma, pero no en el fondo, solo que ahora las compañías son más poderosas que los Estados.

Lo que es realmente magistral es la forma de combinar todos los elementos del guion y de la creatividad audiovisual en una sola película. Mejor dicho, James Cameron no inventó los pterodáctilos, pero se atrevió a domesticarlos, aunque sí inventó el cruce entre el rinoceronte y el pez martillo, o el del colibrí y el caballito de ajedrez, y eso es meritorio. Tampoco se inventó las medusas, pero las sacó del mar y las volvió señal divina. Ni se inventó la borla de pelos de la cola de las vacas, pero le puso pelos táctiles al estilo de los estambres y creó una hermosísima metáfora visual del vínculo. Tampoco se inventó que una historia de amor transversal en el relato es una fórmula que nos gusta y que funciona, ¿o quién se imagina Titanic sin el romance entre Di Caprio y Kate Winslet?

Su ficción es, como la de todo el cine, en fin y al cabo, predictiva. Quizás pronto así sean los monitores que usemos, y hasta los militares tengan esos power rangers gigantes para meterse dentro y dar rienda suelta a toda la agresividad que les corre por las venas. Pero también quizás el grito desesperado de los ecologistas sea aplastado por el interés de la bota y la caja registradora, como le pasó al de los Omaticaya.

En fin, Avatar es un mundo de sorpresas y de posibilidades a futuro. En palabras de su director, no se parece a nada que hayamos visto antes. No sabemos si estemos frente a un fenómeno cinematográfico tipo Star Wars o James Bond; todo es posible, pero yo prefiero pensar que Avatar no termina aquí. Sin embargo, más que seguidores, Avatar tendría que ayudar a despertar aquella mística en la relación con la tierra y la naturaleza que desde hace mucho hemos venido perdiendo. Eso valdría más que los millones de dólares recaudados en taquilla.

Así, pues es un deber histórico ir a verla, porque tiene al menos seis verdades contundentes:

1. La lógica del capitalismo es la avaricia.
2. La lógica militar es la brutalidad, aunque ellos le llamen “inteligencia”.
3. Las posibilidades del cine son casi infinitas.
4. James Cameron es un maestro.
5. La lealtad humana, como la carne, es débil.
6. El amor siempre será una posibilidad de redención.