sábado, 5 de mayo de 2012

La protesta invisible

Cuando se estudia ciencias sociales, una de las lecciones clásicas de la universidad es aquella que dice que los medios de comunicación son el cuarto poder, o en otras palabras, que los medios de comunicación están al servicio del Estado. Pues bien, años después de haberla conocido, esa aseveración ya proverbial ha vuelto a mi memoria hace unos días, el pasado 12 de abril. Vivo a escasas tres cuadras de la entrada de la Universidad Nacional en Bogotá, y dado el inminente comienzo de la Cumbre de las Américas en Cartagena y la llegada de Obama al país, la pedrea de la universidad no me tomó por sorpresa. Lo que sí eché de menos fue la escasa, casi nula mención de los hechos en la prensa local. Casi siempre cuando el ESMAD y los estudiantes se dan cita para este acostumbrado ritual, la prensa publica la noticia recomendando a los conductores los desvíos del caso, y citando el consecuente caos vehicular que se genera por los cierres viales, ya de la NQS, de la Calle 26 o de la 45. Sólo por eso, no se trata del exigirles un análisis político del asunto, ni más faltaba. Pero en esta ocasión el silencio reinó. Yo oía el noticiero local del mediodía en el televisor en alternancia con las papas bomba, con la esperanza ingenua de escuchar el titular, pero ningún canal hizo mención alguna. Algunos dirán que la cumbre era más importante, que el espacio noticioso estaba muy reñido y es costoso, que era cuestión de prioridades, sin embargo, eso no fue problema para que las noticias de farándula se desarrollaran como cualquier otro día. Además, que un medio decida no publicar nada está bien, ¿pero todos? Muy de soslayo, Caracol radio algo dijo en su emisión de la tarde acerca de los disturbios, pero la casa editorial EL TIEMPO, que posee un periódico y dos canales de TV, y que es la casa natal del presidente Santos, pasó por alto el incidente. Pero además de omitirlo, hubo algún canal de noticias en internet que se atrevió a negar lo que pasaba con un titular que decía “cero disturbios en universidades pese a llegada de Obama”. Las redes sociales, no obstante, registraron protestas al menos en la UIS, la U de Antioquia y la Nacional. Es claro, entonces, que además de la recolección de los habitantes de calle, vendedores ambulantes y perros sin amo del centro histórico de Cartagena, con la clara intención de esconder la pobreza, también existe una orden perentoria, en este caso no a la policía sino a los medios, de invisibilizar la protesta durante la cumbre. Solo 36 horas después, cuando estallaron dos petardos de bajo poder en terrenos aledaños a la embajada de los EE. UU., apareció la mención de los disturbios del día anterior para establecer una posible y amañada relación. Cierto es que a los medios a lo sumo hay que creerles la mitad de lo que dicen, pero creo que ese porcentaje, al menos en mi caso, está empezando a bajar.