lunes, 30 de agosto de 2010

CHINA, ¿UN EJEMPLO A SEGUIR?

En días pasados, concretamente el 24 de agosto, vi con la misma sorpresa que muchos la noticia en prensa sobre el enorme trancón de china a las entradas de Beijing, que ya completaba 10 días. ( (http://www.eltiempo.com/mundo/otrasregiones/ARTICULO-WEB-PLANTILLA_NOTA_INTERIOR-7876262.html) La noticia incluía una referencia a la película del director Luigi Comencini protagonizada por Fernando Rey y rodada hace 20 años, llamada 'L'ingorgo' (El atasco). Sin embargo no mencionaba para nada el fabuloso cuento de Cortázar “La autopista del Sur”, escrito bastantes años atrás, en 1964, y casi de seguro, tema de inspiración de la película de Comencini. Una vez más la realidad supera la ficción, fue el primer pensamiento que se me vino a la cabeza al empezar a leer la noticia. Pero al terminarla, mi cabeza giraba alrededor de mucho más que una frase de cajón.
La misma noticia arroja dos datos que no pueden ser leídos descuidadamente: “China es ya el primer mercado automovilístico del mundo, donde se venden unos 900.000 utilitarios y más de 325.000 camiones al mes”. Lo anterior no pasaría de dos frías cifras si no es porque China es también la primera economía del mundo, y por tanto, el modelo de desarrollo que todos en occidente quieren imitar. No es por otra razón que los cursos de mandarín se ofrecen hoy en cada esquina como “pasaporte al éxito”, y buena parte de lo que vestimos, calzamos, usamos en la cocina o en cualquier otra parte de la casa, viene de allá.
Y si eso le pasa a China, que no deja de ser una nación con apariencia de continente por el tamaño de su población de mil trescientos millones y sus casi diez millones de kilómetros cuadrados de superficie, ¿Que será de nuestras naciones tercermundistas y su deseo de calcar el secreto del gigante asiático?
Sin duda que la cantidad de automóviles “per cápita” puede ser un indicador de desarrollo de un país. Pero en uno como el nuestro, donde basta tener un salario medio decente y trescientos mil pesos en el bolsillo para acceder a un carro cero kilómetros, la correspondencia entre el número de vehículos y el desarrollo del país empieza a ser bastante discutible. Sobre todo cuando la infraestructura vial no crece a un ritmo siquiera cercano al que logran los vendedores de automóviles. Por ejemplo, en los primeros siete meses del año en curso, según Econometría S.A, salieron a rodar por el país 128.117 carros nuevos, lo que significa un incremento del 25,3 % frente al mismo período del 2009. A ese ritmo, muy pronto llegaremos a escenarios parecidos al que vivió China hace unos días. En Bogotá, por ejemplo, basta intentar salir un sábado para entender que es imposible regresar a medidas restrictivas de menor severidad que el actual pico y placa de 14 horas diarias y dos días a la semana. Y es en estas circunstancias donde la relación automóvil- calidad de vida también empieza a perder sentido.
En resumen, la noticia de china bien puede tomarse como un campanazo de la posibilidad de que nuestro ansiado y tan defendido modelo de desarrollo se aplaste a sí mismo con su propio peso, como una ballena en tierra firme. Un campanazo que cuando estuvo en pluma de Cortázar hace ya casi cincuenta años no pasó de una buena pieza literaria. Así que él lo dijo primero. Nosotros simplemente le estamos dando la razón.

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